“Toda memoria es subversiva, como también todo proyecto futuro. Se obliga al zombie a comer sin sal, la sal peligrosa podría despertarlo. El sistema encuentra su paradigma en la inmutable sociedad de las hormigas, por eso se lleva mal con la historia de los hombres, por lo mucho que cambia. Y porque en la historia de los hombres cada acto de destrucción encuentra su respuesta, tarde o temprano, en un acto de creación». (cfr Galeano Eduardo –“Las venas abiertas de América latina”-. Editorial siglo XXI. Mayo de 2013 – página 363).

Observar y comprender el comportamiento del vicegobernador Osvaldo Francisco Jaldo permite entender las razones por las cuales el general José de San Martín prefirió la mula al caballo, en la gesta denominada «Cruce de los Andes», para liberar a Chile y Perú del sometimiento español.

Eufórico como nunca el vicegobernador tras la destitución del magistrado, otro peronista, Enrique Pedicone, sin advertir que el desenlace aplastante de la remoción se debió más a la paupérrima y deficiente defensa material y técnica del ahora ex juez que a una imposición numérica, lo llevó a precipitarse torpemente al ordenar que se eligiera “defensor del pueblo” a un legislador que guardó absoluto silencio cuando Jaldo ni siquiera pagaba “la tarifa social” de luz en Trancas.

El “elegido” resultó ser un sujeto oriundo de Lastenia, de humilde extracción social, devenido en nuevo rico, que presidió la “Comisión de energía” en la legislatura de Jaldo, lo que explica su mutismo y cuyo apellido se vincula a una doble traición: primero al radicalismo, luego al peronismo.

Es que el apellido “Cobos” huele a los personajes bíblicos Judas y Pedro.

Pero las genuflexiones atravesaron a todos los partidos políticos en esa votación porque Jaldo para obtener los números necesarios consiguió el apoyo de los radicales que más sobreactúan -dentro y fuera del recinto- así como un par de bussistas en otra demostración de continuidad de la sociedad forjada con este grupúsculo que reivindica el terrorismo de estado.

Y, finalmente, una ruptura que se encontraba larvada se reveló grosera al extremo de generar la lógica reacción del primer mandatario provincial, recordando probablemente aquella proclama insurreccional de la Junta Tuitiva en la Ciudad de la Paz el 16 de julio de 1809 que decía: “Hemos guardado un silencio bastante parecido a la  estupidez”.

Entonces todos los justicialistas se acordaron de la doctrina y de la fraseología castrense que la envuelve, aflorando palabras como: “conductor, jefe, líder, subordinación. Etcétera.

Sin embargo la sangría continua.

Exteriorizo, por enésima vez, el vicegobernador Jaldo su cualidad equina y, de este modo, concluyó abruptamente la carrera a la gobernación.

El interrogante inmediato es si confluirán las huestes del gobernador y el vice en los escrutinios intermedios

De lo contrario Jaldo y su manada podría crear un partido provincial o encontrar cobijo en algunos de los sectores políticos cuyos legisladores facilitaron la designación de Eduardo Cobos como “ombusdman” porque la traición ,como lo prueban las obras de Roberto Arlt  y Juan Carlos Onetti ,no sólo está arraigada en la cultura rioplatense.

No es casual que Julio Cleto Cobos pasará de la Unión Cívica Radical a ser vicepresidente de Cristina Fernández y regresara al radicalismo; José Jorge Alperovich mutara  sucesivamente de comunista a radical y después en peronista; Javier Morof  y Enrique Bethencourt provienen del bussismo y el primero de ellos hasta llegó a legitimar la práctica genocida cuando ejercía la defensa del condenado por “delitos de lesa humanidad “Antonio Domingo Bussi.

Tampoco es azaroso que Jaldo de origen radical en la vertiente” Vanguardia Federal” terminara en el justicialismo.

 

Dr Gustavo Morales

M.P. 3924

Comentarios

comentarios

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here