Los docentes de la institución quieren mejorar la calidad de vida los chicos.

La escuela Juan Castro, de barrio La Loma, ofrece un espacio de educación y apoyo a 360 niños. Sobre dos amplias galerías, funcionan una sección por turno de primero a séptimo grado, además de tres oficinas, una cocina y un salón de usos múltiples.

La construcción sube sobre un terreno de lomada. En lo que se sería el fondo de la escuela, se puede ver a los chicos disfrutando de un picadito en la cancha de básquet por las tardes. Atrás está la cancha de fútbol a la que esperan poder hacerle mejoras, para recién hacer un partido, con todas las letras.

Entre las galerías se levanta el patio, que esperan poder techar para que los chicos realicen allí sus actividades deportivas y artísticas durante los días de calor y de lluvia. Este espacio tiene las columnas, ahora solo faltan las correas y la cubierta. El lugar que deben cubrir tiene una superficie de 8 metros de ancho y 20 de largo.

Elisa Arteaga, la vicedirectora, destacó en diálogo con este medio que la escuela cuenta con un nivel inicial, con sala de 4 y 5 años.

En ambos turnos, los chicos de cuarto a séptimo cursan en la modalidad de jornada extendida, por lo que reciben el almuerzo y la merienda.

Para que el servicio de comedor funcione, la escuela cuenta con las partidas presupuestarias que le envía el Ministerio de Educación, pero también recibe la colaboración de la cooperadora de padres, y las donaciones de materiales de algunas otras entidades.

Incluso hace un par de semanas, una entidad bancaria les hizo llegar asientos ya no utilizan para que renueven el comedor.

Los manteles, juegos de vasos, platos y demás artículos de la cocina llegaron, en su mayoría, gracias al aporte de la cooperadora.

El entusiasmo del teatro y la huerta

La vicedirectora destacó que desde la institución se apunta a estimular el estudio y la creatividad en las tareas escolares.

«En muchos casos, los chicos no cuentan con el apoyo necesario en la casa, ni se destaca el valor de la educación, por eso ofrecemos herramientas de contención y de estímulo», expresó la docente.

«Ellos son capaces», es el lema con el que se trabaja en la escuela, teniendo en cuenta que cada niño tiene una competencia. Algunos son buenos en matemática, otros en lengua, otros con teatro y otros en el trabajo de la huerta.

Una de las tareas que más entusiasma a los chicos es la huerta, donde muestran su interés por el sembrado, el riego y el control de las plantas.

«En teatro los chicos muestran su sensibilidad. Allí ellos escriben sus historias, las producen y las presentan», expresó la docente que rescató en muchas ocasiones, cuentan sus propias historias.

La escuela recibió 450 libros que donó El Tribuno el viernes por la tarde. El material servirá para el área de recreación y didáctica de la institución.

El césped de la cancha

Gracias a una empresa constructora de la provincia, la escuela ya cuenta con una cancha de fútbol. La pyme que se encargó de colocar los arcos, nivelar el terreno y dejó el espacio listo para los partidos de fútbol.

Los chicos sueñan con una cancha con césped. Hasta ahora, la canchita es solo de tierra, y afirman que «así no se puede jugar».

Los chicos de quinto grado emprendieron una campaña de donación de semillas e incluso sumaron a sus padres. «Los papás pueden venir a remover la tierra y hacer la líneas para las semillas», analizaron los chicos con los docentes que los acompañaron en el proyecto.

Arteaga destacó que la actividad física es fundamental para este grupo de chicos. «Acá los chicos necesitan desgastar sus energías, formarse en una actividad deportiva», afirmó la docente.

Hasta el año pasado, los chicos participaban del proyecto Escuelas Abiertas. Pero este año pero se suspendió debido a los problemas de seguridad que sufrieron.

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