Desde FUNAM y desde el Campus Córdoba del Colegio de los Premiados con el Nobel Alternativo (Right Livelihood Award) enviamos nuestros saludos y acompañamiento a las mujeres de todas las edades que habitan todos los suelos y hablan todos los idiomas.

El 8 de marzo es un día de conmemoración dolorosa. De festejo ruidoso por los resultados positivos de tanta lucha femenina y tanto sufrimiento. Día para recordar los derechos que todavía no se han logrado.

Aunque la sociedad de consumo haya mutado en bombones y flores la esclavitud, la discriminación de género y los femicidios, hoy es un día de reafirmación contra el machismo y el patriarcado.

Los datos disponibles son un muestrario de desigualdades inaceptables. En lo simbólico. En lo cotidiano. En la vida pública y privada.

En 2017 apenas el 3,2% se las 4.403 calles de la ciudad de Córdoba en Argentina tienen nombres femeninos.

En marzo de 2021 el 75% de 1.000 mujeres entrevistadas en Córdoba declaró que cambiaban sus recorridos habituales por el miedo que les provocaba trasladarse por vías públicas. De ese mismo universo un 96% de las mujeres entrevistadas consideró que la violencia de género había aumentado durante la pandemia (Encuesta de Zuban Córdoba y Asociados, 2021).

También en pandemia (2020) el desempleo entre mujeres de 14 a 29 años fue un 6% más alto que para los varones.

Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), en Argentina por cada 100 pesos que gana un hombre por su trabajo, las mujeres reciben apenas 79 pesos (2021). Pero las diferencias no terminan allí: solo 5 de cada 10 varones realizan tareas domésticas. Otro dato preocupante es que mientras 8 de cada 10 hombres de entre 30 y 64 años participa del mercado laboral, solamente 5 de cada 10 mujeres lo hacen.

El silenciamiento de género es tal, que la mayoría de las mujeres que contribuyeron y contribuyen a defender los derechos humanos, a proteger la vida, a lograr descubrimientos fundamentales para el conocimiento humano, a luchar con riesgo de su vida en terreno, fueron y son injustamente condenadas al anonimato.

Aún así y pese a este marginamiento histórico las mujeres lograron ser visibles y protagoniostas con su coraje, solidaridad y lucidez.

Berta Cáceres de la comunidad Lenca en Honduras fue asesinada en 2016 por defender la naturaleza y la libertad.

¿Cuántas mujeres murieron asesinadas antes de Berta?

¿Cuántas siguen siendo asesinadas hoy por corporaciones, terratenientes y femicidas?

El nombre de Berta y su lucha se une al de mujeres que desde hace años luchan en los lugares más peligrosos en beneficio de la sociedad.

Recuerdo ahora a mi amiga la desaparecida Rosalie Bertell de Canadá y su lucha contra la energía nuclear de potencia y la minería de uranio.

Homenajeamos a Sima Samar de Afganistán, que sigue defendiendo el derecho de las mujeres y niñas de su país a recibir educación y asistencia médica.

Homenajeamos a Kasha Jacqueline Nabasegera, incansable luchadora en defensa de la comunidades LGTBI de Uganda, para que sus integrantes puedan vivir libres de persecuciones y prejuicios.

Homenajeamos a Angie Zelter, activista del Reino Unido, que creó poderosos movimientos para la paz y contra el armamentismo nuclear, como Trident Plougshare o el Instituto Internacional de Mujeres para la Paz.

Homenajeamos a Aminatou Haidar de Sahara del Oeste.

Homenajeamos a Vandana Shiva de India.

Homenajeamos a Greta Thunberg de Suecia.

Homenajeamos a Ramona Orellana de Bustamante y su resistencia a ser expulsada por gobiernos y justicias sospechosamente alineados con los más poderosos.

Homenajeamos a las abuelas y a las Madres de Plaza de Mayo.

Homenajeamos a las mujeres indígenas y no indígenas que pusieron y ponen su cuerpo contra la violencia de género, la mala praxis de los gobiernos, las corporaciones megamineras, las Monsanto, la pulverización de plaguicidas sobre cultivos industriales de OGMs, los genocidas impunes de gobiernos militares y su cobardía, las industrias contaminantes -cómo no recordar la lucha pionera de Loïs Gibbs en Estados Unidos, las represas colosales, las armas nucleares, las guerras, las autovías de montaña -el insensato engaño legal del gobierno de Juan Schiaretti en Córdoba, los lanzadores seriales de satelites como Elon Musk y los impulsores de tecnologías de comunicación sin consulta y sin debate previo como el 5G, los fabricantes de armas como Heckler & Koch en Alemania y demás firmas en tantos países, los desmontandores y destructores de ambientes nativos, los cazadores.

Homenajeamos a las geniales autoras de libros providenciales y necesarios, a pintoras que abrieron caminos nunca recorridos como Frida Kahlo, a actrices emblemáticas, a escultoras que como Camille Claudel sobrepasaron expresivamente las obras de su tiempo, a maestras y profesoras libres de prejuicios, a músicas exquisitas, a cantantes, a artesanas de papel, metal, madera y cuanto objeto pueda imaginarse, a panaderas, a creadoras de prendas y objetos, a campesinas que reivindican la agroecología, a conductoras de taxis y ómnibus, a tantas mujeres de tantas dedicaciones y profesiones que sería imposible mencionarlas.

Las mujeres han roto el silencio y ya nada será igual. Es una cuestión de tiempo y de luchas, de educación plural y de perseverancia. En este proceso imparable tuvieron y tienen tanta importancia las mujeres menos visibles y de acciones silenciosas pero contundentes, como las más reconocidas e icónicas. Todas ellas, de todas las edades, países y dedicación, lograron por ley la educación igualitaria, libre y gratuita; poder votar en elecciones antes reservadas solamente a los hombres; la interrupción voluntaria del embarazo; decirle no a la costumbre de ablacionar los clítoris y labios mayores impuestos por las sociedades patriarcales a las jóvenes mujeres de muchas etnías africanas y de otros pueblos fuera de África, y hasta poder manejar autos y desempeñar trabajos antes solamente masculinos.

Este 8 de marzo es un día donde muchas mujeres tienen derechos que otras generaciones no tuvieron. Pero muchas mujeres hoy siguen sin tener derechos. Y aún en lugares con leyes aprobadas siguen siendo asesinadas impunemente.

La lucha sigue. La lucha seguirá. Como ellas mismas cantan, gritan, escriben y danzan «No queremos flores, nos queremos vivas, libres y sin deudas».

Raúl Montenegro
Córdoba, Argentina

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