La educación virtual se volvió esencial en el marco de la pandemia. Sin embargo, las falencias en la conectividad y la ausencia de recursos de muchos estudiantes del país imposibilitaron garantizar el acceso a estos derechos y profundizaron las desigualdades estructurales.
Hoy la ciudadanía mira, lee, escucha, postea y navega por Internet en la casa, en el móvil y en el trabajo pero los cobros por este servicio siguen siendo excluyentes y desiguales.
Por eso proponemos, entre otras medidas, incorporar en el debate una tarifa social que garantice el acceso universal a los Servicios de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.