8M. / 2020 LA IGLESIA CATÓLICA ARGENTINA; ANTIDERECHOS Y PEDÓFILA.

Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico de Argentina 

 

 

Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico de Argentina 6 de Marzo de 2020 . La decisión comunicada por el Poder Ejecutivo Nacional de presentar un proyecto de ley que tutele la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) en nuestro país está siendo atacada una vez más por la Iglesia Católica. La Iglesia Argentina, actor político, antidemocrático y avalista eterno de dictaduras militares, anunció a través de la Conferencia Episcopal Argentina que usará nuevamente sus púlpitos en contra de la futura ley que permitirá a las mujeres decidir libremente sobre sus cuerpos. Esta es una ley laica que es esencial para la Salud Pública como se advierte a través de estudios médicos estadísticamente sustentados. El lema elegido es “Sí a las mujeres, sí a la vida”. Este lema expresado en la voz de la institución eclesial no es solo un aparente oxímoron. Es la prueba irrefutable del cinismo histórico con que se conduce la iglesia respecto a sus conductas criminales para con las mujeres. A continuación mencionamos algunas: 1. Como analiza J.J.Tamayo, las mujeres dentro de la Iglesia viven «un estado crónico de discriminación y desigualdad respecto a los varones, no siendo sujetos morales, ni teológicos, ni eclesiales, ni religiosos.» De allí la sistemática vulneración de derechos que deben soportar las religiosas, tratadas históricamente como seres inferiores, sometidas a abusos de poder que incluyen el abuso sexual entre otros. De esto están dando cuenta religiosas y ex religiosas en Argentina y en el mundo como puede comprobarse con solo googlear el tema. 2. A esto se suma que el “respeto por la vida” de las niñas y mujeres es muy cuestionable si analizamos la historia delictiva de la iglesia católica, plasmada en las “Observaciones finales sobre el segundo informe periódico de la Santa Sede”, documento publicado en 2014, donde constan los vejámenes y padecimientos perpetrados contra aquellas, encubiertos por el Vaticano (abuso sexual, robo de bebés, lesión al derecho a conocer la identidad de los padres de aquellos niños/as hijos/as de sacerdotes, entre otros diecinueve flagelos. 3. Además la estructura, organización y funcionamiento eclesiástico, su doctrina e ideología constituyen una de las principales usinas generadoras de violencia contra las mujeres, manteniendo los patrones socio-culturales que nutren el machismo estructural de nuestra sociedad.

Esa posición misógina y antiderechos se comprueba – puertas afuera – en el comportamiento de la institución Iglesia como sujeto de derecho internacional. Este no puede ser ya más vergonzoso. Ejemplo de esto es que la Santa Sede no ha suscripto la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), por lo tanto, es enemiga y contraria de los derechos regulados en ella. Para ilustrar esto alcanza con recordar el comunicado que la 145ª reunión de la Comisión Permanente del Episcopado emitió en 2006, manifestando su disconformidad con la decisión de un gobierno laico de ratificar el Protocolo Facultativo de esta Convención. 5. Desde una perspectiva sociológica observamos en esta iniciativa de la Iglesia argentina, la intención absoluta de romper y dividir el histórico y enorme Movimiento de Mujeres. Vale recordar que el último Encuentro Nacional de Mujeres realizado en La Plata tuvo nada menos que 200.000 participantes. Y si a esto agregamos que la llamada «Marea Verde» es calificada de «imparable» en los medios y publicaciones especializadas ¿cómo no va a movilizarse una iglesia misógina contra fenómenos que ponen de manifiesto la voluntad popular en adhesión a un proyecto presentado ya hace catorce años por la Campaña Nacional por el Aborto Legal? Como conclusión sostenemos que “Sí a las mujeres, sí a la vida”, es un nuevo disfraz perverso e hipócrita, utilizado para obstaculizar la sanción de una ley laica, de un Estado Constitucional de Derecho que no puede hacer depender el ejercicio de las libertades de las mujeres, de una institución históricamente misógina y prebendaria.

Son los intereses de las mujeres y no los del papa católico los que deben prevalecer en un estado y sociedad laicos. Nuestros legisladores y legisladoras deben trabajar para todos y todas, prescindiendo de su religión. Son los valores republicanos laicos, los que garantizan la pluralidad e igualdad ante la ley de los ciudadanos y ciudadanas, no los de un estado totalitario e invasivo como es el catolicismo romano. Este estado, hoy está representado por un papa que levanta la voz para no perder el control y el protagonismo en la opresión del cuerpo y las decisiones de las mujeres para mantener vivo el mandato de reproducción obligatoria. Pero que no levantó la voz cuando las mujeres eran torturadas y desaparecidas, ni cuando robaron sus bebés, ni se manifestó frente a la apropiación de tantos. Un papa que no hace nada por abrir los archivos ni por depurar de manera efectiva de pedófilos a su institución que sigue generando víctimas de abuso eclesiástico de manera global.

Agradecemos la difusión de este comunicado.

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