Se invirtieron los roles: Montiel estatizó las tierras, Busti las privatizó a precio vil para negociar favores mediáticos de la izquierda y de la derecha, y hoy hay una fuerte enfrentamiento a nivel nacional.

Pasó a cuarto intermedio para hoy al mediodía para resolver en La Paz el hecho que tiene gran repercusión nacional sobre las tierras del ex frigorífico Santa Elena.

El juez subrogante de La Paz, Raúl Flores, pasó a cuarto intermedio para hoy para resolver qué van a hacer.

El hecho tiene gran repercusión nacional porque se ha transformado en una guerra política, por los nombres que aparecen: Etchevehere y Grabois, uno del sector de la oposición y otro del oficialismo.

Grabois es el que comanda la CTEP, una de las organizaciones sociales más importantes del país, vinculados al oficialismo nacional y está la pelea por las tierras del ex frigorífico Santa Elena.

A raíz de esta disputa, Grabois irrumpió compulsivamente en las tierras, algo que en una sociedad conservadora como la de Entre Ríos causó profundo rechazo, no solamente entre los productores, y hay un profundo temor de que se transforme en una práctica natural, ya que proviene de una de las personas más poderosas del oficialismo nacional.

No es una pelea nueva, la historia de estas tierras de propiedad del frigorífico viene desde hace muchos años.

En 1973, cuando perón volvió a la Argentina, los ingleses que eran propietarios del frigorífico Santa Elena, de los campos del Quebracho y demás terrenos y propiedades que están actualmente en discusión, se asustaron comenzaron a vender esta y otras propiedades en Corrientes.

El frigorífico Santa Elena pasó a manos de propietarios santafesinos, quienes la adquirieron, junto con dos departamentos de 200m3 en Buenos Aires, uno en Diagonal Sur y otro en Diagonal Norte, un frigorífico en Berisso, entre otras propiedades.

Con el regreso de la democracia en 1983, el radical Sergio Montiel asumió como gobernador de la provincia y adquirió para Entre Ríos esas tierras que los santafesinos compraron a los ingreses, las estatizó, pensando en los negocios de exportación y demás.

El entonces gobernador conformó un Holding con la empresa de sepelios Sasfer, el Insituto del Seguro, y Safra, de Santa Elena. El objetivo era agilizar las ventas al exterior.

Luego de Montiel, el justicialista Jorge Busti llegó a la gobernación en el año 1987, cuando el concordiense Beto Garamendi, hoy asesor de Bordet, era encargado de Safra, junto con Oscar Mori, ya fallecido, y se encontraba de gerente un hombre de Santa Elena de apellido Rubén Benitez.

Busti en ese momento vio el negocio, vendió Safra a empresarios brasileños, los departamentos en Buenos Aires donde funcionaban las oficinas se vendieron a un precio vil a Fernando Sokolowicz, que era propietario de Página 12 en ese momento y de algunos medios en la provincia, y que pertenecía a un sector de la izquierda.

Se vendió también el frigorífico en Berisso y las 1300 hectáreas que Entre Ríos tenía por el frigorífico Santa Elena y los campos del Quebracho.

Las ventas eran muy fáciles de realizar porque se hacían mediante el síndico del holding, por lo que no tenían controles del Tribunal de Cuentas ni de la Legislatura o la Justicia, ya que si hubieran pertenecido al Estado, estos tendrían que haber actuado.

Además, de ese modo se vendieron 850 hectáreas con muy buena ubicación y a precios muy convenientes a Etchevehere, algunos aseguran a precios viles, sin controles de la Legislatura, del TDC o de la Justicia, debido al holding que se había creado en la época de Montiel, conformado por empresas privadas.

En este caso, era Montiel el que estatizaba y compraba empresas para el Estado provincial, cumpliendo el rol de un gobierno peronista, y Busti el que privatizaba, con el rol de “gorila”.

De este modo, el patrimonio del Estado entrerriano se fue vendiendo a diferentes propietarios, con un gran negocio sin controles.

El problema data de la primera gobernación de Busti, que desde 1987 le vendió a Sokolowicz, que era del peronismo de izquierda y que contrajo un enorme crédito con el Banco de Entre Ríos de unos 2 millones de dólares, que fue considerado impagable absorbió el Estado que conducía Busti, condonándole una descomunal deuda a Sokolowicz.

850 hectáreas de tierras fueron vendida a Etchevehere, fuertemente identificado con la derecha y el radicalismo, todo a precio vil e incobrable.

Con ello logró que los medios nacionales de izquierda no tocaran a su gobierno, y que El Diario de Paraná, por entonces el medio más importante de la provincia, tampoco estuviera en su contra, cuando era sabido que aparecer en una tapa de El Diario en una crítica era mortal.

En otras palabras, Busti arregló con la izquierda más dura y con la derecha más dura, que ellos llaman gorilas, entregando el patrimonio provincial, sin controles.

En el año 2003, quedaban 500 hectáreas. En el casco de la propiedad funcionaba una escuela agrotécnica y Busti, con los ministros Sergio Urribarri (Gobierno), Gustavo Bordet (Acción Social) y Diego Valiero (Economía), sacó 350 hectáreas más para vender a la familia Etchevehere.

Hoy, Entre Ríos vive una situación que tiene una gran repercusión a nivel nacional pero que tiene una gran historia política detrás, con el negociado del frigorífico Santa Elena y el vaciamiento del Estado.

Las autoridades políticas de ese momento no solamente negociaban con las tierras del frigorífico, sino que también se quedaban con los cálculos de la vesícula de las vacas, de las miles que se mataban semanalmente.

Estos cálculos, en ese momento, costaban más de 50 mil dólares el kilo, se le llamaba el “oro bovino”, porque se utiliza para hacer medicinas para varios tipos de enfermedades y tratamientos y era muy demandado por países europeos.

Esa ganancia iba a parar directamente a los bolsillos de los jefes políticos, miles y miles de dólares al mes, que quedaban en quien encabezaba el holding, Garamendi.

Esto fue un gran negociado de la política, que hoy estalla en un gran escándalo a nivel nacional. A partir del vaciamiento del Estado y de la privatización de empresas provinciales, como la venta del frigorífico en Berisso, de los departamentos a Sokolowicz, y las tierras a Etchevehere.

Actualmente, el conflicto se da porque Dolores Etchevehere aparece reclamando parte de su herencia y hace una sociedad que toma gran repercusión política con la izquierda del peronismo a nivel nacional, con Grabois, con la CTEP, que viven del asistencialismo y de los planes sociales, que este Portal ha denunciado en reiteradas oportunidades.

A raíz de esto, se movilizó mucha gente del otro sector, enfrentado con Grabois y la política nacional, dejando la situación de ser una disputa meramente familiar.

Mientras Dolores Etchevehere reclama su parte de la herencia, tras la muerte de su padre y a quien tras la sucesión se le otorgó el 12,5% que le correspondía, según trascendió.

De acuerdo con estos trascendidos, los hermanos y la madre de Dolores Etchevehere, con el resto de la sucesión conformaron una sociedad anónima que la excluye.

Pero lo que trascendió que ella reclama es que, aun cuando su madre deje de estar, ella no podrá acceder a su parte de la herencia de los campos, porque hoy los maneja una sociedad anónima.

Más allá de cómo llegaron los actuales propietarios a tener estas tierras, la ocupación impulsada por Grabois y su grupo causó un gran rechazo en amplios sectores de la sociedad entrerriana.

Sin embargo, esos campos siempre pertenecieron al Estado de Entre Ríos y no pertenecen a Etchevehere, ni a Grabois, ni los departamentos a Sokolowicz sino que son parte del patrimonio de los entrerrianos, que se vendieron a precio vil, que conformaron grandes negociados de la política.Fuente El Portal de Ricardo David

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