«En su último recibo de sueldo, Daniel Solano percibió la estafa laboral que se hacía a los norteños traídos para la cosecha: había una diferencia entre el sueldo que les habían prometido y lo que realmente les estaban pagando. Por eso iban a hacer un paro laboral para exigir un reintegro. La querella plantea que estos hechos configuran el marco que dispara el accionar criminal: los 7 policías implicados ejecutaron a Solano por orden de miembros de una asociación ilícita (conformada por empresarios, funcionarios judiciales y agentes de la policía de Río Negro) para encubrir la estafa laboral a Daniel y a cientos de trabajadores golondrinas». Por Eugenia De Rossi y Jessica Visotsky, desde Río Negro para ANRed / Fotos: gentileza de Gustavo Figueroa.
El juicio en marcha
Las primeras dos semanas del juicio por el homicidio y desaparición de Daniel Solano inician la ’puesta en público’ de un complejo entramado difícil de asimilar. La acusación de la querella, leída ante el tribunal durante la primer semana, fue muy extensa y presentó muchas aristas. Se salía del esquema que planteó la fiscalía de que todo empieza la madrugada de 2011 cuando sacan del boliche a Daniel porque describe, además, las causas, los móviles y la maniobra de encubrimiento.
En su último recibo de sueldo, Daniel Solano percibió la estafa laboral que se hacía a los norteños traídos para la cosecha: había una diferencia entre el sueldo que les habían prometido y lo que realmente les estaban pagando. Por eso iban a hacer un paro laboral para exigir un reintegro. La querella plantea que estos hechos configuran el marco que dispara el accionar criminal: los 7 policías implicados ejecutaron a Solano por orden de miembros de una asociación ilícita (conformada por empresarios, funcionarios judiciales y agentes de la policía de Río Negro) para encubrir la estafa laboral a Daniel y a cientos de trabajadores golondrinas.
En estas primeras audiencias testimoniales se dio un debate acerca del carácter reservado de los testigos. Este juicio tiene la particularidad de contar con una enorme cantidad de testigos que declararán bajo esta protección que brinda el código penal, justamente para el resguardo de su integridad por el temor que hay dada la magnitud de lo que se tiene enfrente: la siniestra policía rionegrina, empresas vinculadas a la trata de personas como Agrocosecha y la multinacional belga, Expofrut, con sede en el Valle Medio, además de redes vinculadas al narcotráfico.
Esta semana la defensa solicitó que el listado de los testigos protegidos sea expuesto con una audiencia de antelación, para poder indagar sobre ellos. Esta barbaridad jurídica fue respondida por el tribunal aduciendo que el código penal establece el deber de revelar la identidad de este tipo de testigos solo en el momento inmediato de la declaración, precisamente para protegerlos.
Declaración de Gualberto Solano
La declaración de Gualberto Solano fue la primera. Narró ese último viaje de Daniel al raleo porque no tenía dinero y porque en el norte no había trabajo, así como las últimas conversaciones con Daniel en las que le comenta que le habían pagado mal y que harían un reclamo: “el lunes vamos a hacer un paro para que nos reintegren”. El despojo territorial que viven las comunidades originarias quedó expuesto en ese relato de cómo un joven guaraní es reclutado por una red para llevarlo a miles de kilómetros para poder trabajar.
Gualberto tambien relató su llegada a Choele Choel, el rol de los policías que intervinieron, Martínez y Berthe, dio nombres de los dueños de la empresa con quienes se vinculó al llegar, Lapenta y Mercado, de la secretaria de trabajo, la Dra. Constanzo, la fiscalía a cargo de Bodratto y de la jueza Bosco. Todos ellos sugerían que Daniel se había ido de Choele Choel y para eso lo sentaron a ver horas y horas de lo registrado por las cámaras de seguridad de la terminal, para que pueda identificar a su hijo comprando un pasaje: “me mostraban videos, me dejaban ahí mirando, no era Daniel. ¿Cómo no voy a conocerlo yo?. Ese que compraba boletos no era Daniel”. Lo quisieron marear, confundir. Con este relato se empiezan a vislumbrar las maniobras que se coordinaron para el encubrimiento y el trato que recibió Gualberto por parte de los agentes judiciales y policiales: “hasta me llegaron todos ellos a decir que yo lo tenía escondido en Salta”.
Durante los testimonios de los testigos quedaron expuestos algunos puntos significativos de lo que sucedió la madrugada del 5 de noviembre de 2011, la noche en que desaparecieron a Daniel. Un testigo (de identidad reservada) declaró que vio salir a García (dueño de Macuba) por una puerta del costado del boliche, hablar con un policía y luego volver a ingresar por la puerta principal. Si bien no puede identificar quién era el agente policial, sí pudo dar precisiones sobre la presencia en el lugar de una camioneta blanca que pertenecería a García (y que habría formado parte de los movimientos y traslados vinculados a la desaparición de Daniel Solano).
Fueron dos los testigos que declararon ver cómo retiraban por la fuerza a un joven, esa noche, del boliche; uno de ellos afirmó que el joven tenía el rostro cubierto y que ésto llamó su atención ya que era habitual que la policía retire personas del boliche, pero nunca con el rostro tapado.
Si bien los abogados de los policías hicieron un planteo de nulidad de la acusación por asociación ilícita (en la que se encontrarían implicados agentes judiciales, policiales y empresarios) esto no impidió que esta semana preste declaración la ex esposa de Aramendi, el comisario de Lamarque. Su testimonio confirma que su ex marido estaba muy vinculado a los dueños de Agrocosecha. El avance y desarrollo de los testimonios subsiguientes comenzará a confirmar los lazos entre los actores que se supone responsables intelectuales de la muerte de Daniel Solano. La figura de ’asociación ilícita’ podría no formar parte de la acusación e incluso podría no recaer como directamente vinculada a algunos de los siete policías hoy en el banquillo. Su importancia no radica en si agrava o no la pena de los policías, funciona como contexto que permite empezar a comprender por qué sacaron a la fuerza a un pibe a las 2 de la mañana de un boliche, lo mataron y desaparecieron. Se busca saber quiénes lo hicieron y sobre todo por qué, para qué.
El Caso Solano excede a Solano, son mas de 20 causas conexas que van a colarse y entremezclarse todo el tiempo con la causa principal: la del homicidio. La larga lista de testigos que propone la querella busca aportar informaciones sobre todas ellas. Si bien sólo declararon 11 de los 20 testigos citados (ausencias con y sin justificación), en la última audiencia del 8 de marzo un testigo de identidad reservada pudo confirmar la presencia de Berthe (uno de los policías acusados) en Macuba, la noche del 5 de noviembre de 2011, constituyendo el primer testimonio que vincula de forma directa a uno de los siete policías acusados con el escenario en que tuvo lugar la desaparición de Daniel Solano. FUENTE ANRED
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