El humorista de 41 años obtuvo 73,2% de los votos en la segunda vuelta de los comicios, contra 25,3% de su rival, según el sondeo realizado a la salida de los colegios electorales por el consorcio «Exit Poll National», que agrupa a tres institutos.

Tras la difusión de los resultados, Zelensky celebró la victoria y se pronunció ante sus seguidores. «Nunca los decepcionaré», prometió, desde su comando de campaña, donde rápidamente apareció para agradecer a sus partidarios.

En su mensaje también se dirigió a «todos los países del espacio postsoviético»: «Aunque todavía no soy presidente oficialmente, como ciudadano de Ucrania puedo decir a todos los países postsoviéticos: ‘¡Míranos! ¡Todo es posible!'».

Poroshenko, por su parte, admitió su derrota y felicitó a su adversario por su triunfo: «Nunca te rindas, escucho ahora, pero cuando veo los resultados de las encuestas a pie de urna, son evidentes. Y es motivo para llamar a mi oponente y felicitarle», señaló en la sede de su campaña electoral, acompañado de su equipo y su esposa.

Los resultados oficiales se irán publicado durante la noche del domingo por la Comisión Electoral, que a media jornada había estimado la participación de votantes en el 45%.

«Los sondeos muestran que los ciudadanos de Ucrania votaron a favor del cambio. El nuevo liderazgo ahora debe comprender y darse cuenta de las esperanzas de sus electores. Esto, por supuesto, se aplica tanto a los asuntos internos como a los extranjeros», dijo el viceministro de Relaciones Exteriores, Grigory Karasin, a la agencia de noticias RIA Novosti.

De comediante a presidente

Zelensky es novato en política aunque ya fue «presidente», pero en la pantalla chica, en una serie de televisión titulada «Servidor del pueblo».

Conocido sobre todo por sus espectáculos de monólogos, el actor se benefició del descontento de los ucranianos con sus élites, consideradas corruptas e ineficaces, y por la decepción que deja el levantamiento prooccidental de la plaza Maidán, hace cinco años, que llevó al presidente saliente, Petro Poroshenko, al poder.

Padre de dos hijos y diplomado en derecho, Zelensky es originario de la ciudad industrial de Kryvy Rig, en el centro del país. Pero hizo carrera en los escenarios y en la pantalla, en espectáculos humorísticos y conocidas películas en Ucrania y también en Rusia.

Este rusoparlante, de ascendencia judía, indicó que consideraba la religión como un asunto privado. Sus partidarios creen que trae una bocanada de aire fresco a la política ucraniana, mientras que sus detractores denunciaron un programa confuso y una falta de experiencia peligrosa para un país en guerra.

Ante estas críticas, Zelensky se rodeó de asesores reformistas y aseguró que quiere mantener el rumbo prooccidental de su país, a la vez que negocia con Rusia, con la participación de Estados Unidos, para resolver el conflicto en el este de Ucrania.

El nuevo presidente electo es acusado igualmente de ser una marioneta del oligarca Igor Kolomoiski, enemigo del presidente Petro Poroshenko y propietario de la cadena de televisión que emite su programa, lo que el actor desmiente.

Zelensky evitó los mítines electorales, y limitó los contactos con los electores en los espectáculos de monólogos de su grupo Kvartal 95. Prefiere hablar en videos difundidos en las redes sociales, en vez de en la televisión o en la prensa.

Desde el principio, optó por una campaña espectáculo, y su anuncio de candidatura a la presidencia fue retransmitido la noche de Año Nuevo por una cadena privada, en lugar del mensaje del presidente Poroshenko.

«Cuando anuncié que me presentaba a la presidencia, me calificaron de payaso. Soy un payaso y estoy orgulloso de ello», declaró en ese entonces.

La única experiencia como gobernante de este actor, humorista y próspero emprendedor del espectáculo, se limita a un papel en la serie de televisión «Servidor del pueblo», donde interpreta a un profesor de historia que llega inesperadamente al poder.

Ucrania, país de 45 millones de habitantes, está inmerso en una crisis económica y libra, además, una guerra contra separatistas prorrusos en el este del territorio, que ha dejado más de 13.000 muertos en cinco años. Ello genera inéditas tensiones con la vecina Rusia, que anexionó en 2014 la península ucraniana de Crimea.

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