https://youtu.be/Ts-oeZrkFG8

Los incendios en Corrientes afectaron al 12% del territorio de la provincia

Según un informe del INTA, se quemaron más de un millón de hectáreas; los humedales y los pastizales fueron las áreas más castigadas.

La superficie afectada por el fuego en la provincia de Corrientes ya alcanzó las 1.042.514 hectáreas, el equivalente al 12% de su territorio, según un informe del Grupo de Recursos Naturales de la Estación Experimental Agropecuaria de esa provincia difundido hoy, correspondientes al 27 de febrero de 2022.

Según precisaron, desde el último reporte realizado el 21 de febrero, el ritmo de incremento de la superficie afectada disminuyó, pasó de 30.000 hectáreas diarias a 18.000 hectáreas diarias. Sin embargo, todas las coberturas mostraron un incremento del área quemada, exceptuando los bosques cultivados y nativos donde se detectó una menor superficie quemada, debido a la mejor resolución espacial y espectral de las imágenes utilizadas.

En valores absolutos, las zonas más afectadas por las quemas fueron las de ambientes de humedales con más de 611.000 hectáreas acumuladas a la fecha del cierre del informe. En rigor, la cobertura vegetal más afectada continúa siendo la de “los esteros y otros bañados”, pasó de 275.000 a 333.000 mil hectáreas aproximadamente, corresponde a un 32% de la superficie. También fueron “muy afectados” los pastizales; los del noroeste pasaron de 145.000 a 156.000 hectáreas, mientras que los pastizales del nordeste de 40.000 a 58.000 mil hectáreas. Todos corresponden a un 30% de la superficie.

En tanto, las coberturas que presentan una disminución en superficie quemada fueron bosques cultivados con 9000 hectáreas menos y bosques nativos con 3000 hectáreas menos, es decir un 3% de la superficie. Según detallaron, esto se debe a que las imágenes utilizadas para este informe tienen una mejor calidad técnica para la discriminación más precisa de las distintas coberturas.

Con respecto al área afectada por departamentos, Ituzaingó presenta la mayor superficie acumulada por quemas, con más de 194.000 hectáreas quemadas; seguido de Santo Tomé con 135.000 hectáreas. Sin embargo, con relación a la superficie, San Miguel presenta el mayor porcentaje de su superficie afectada, con el 33%. Monte Caseros es el departamento con menor superficie afectada total, con relación a su superficie.

El 22 de febrero pasado y tras un informe de entidades que nuclean a los productores agropecuarios alertó que las pérdidas en Corrientes ya superaban los $69.000 millones, por el impacto sobre ganadería, arroz, forestación, yerba mate y cítricos.

El ministro de Agricultura, Julián Dominguez, se refirió a la grave situación que atraviesa la provincia durante la comida de bienvenida de Expoagro Edición YPF Agro. El funcionario sostuvo que “lo más grave es la sequía, porque estaba antes de los incendios”.

Domínguez adelantó que desde Agricultura están llevando adelante un plan de recuperación de seis cadenas productivas de Corrientes afectadas por el fuego: ganadera, forestal, arrocera, citrícola, yerbatera y tabacalera. “Por los informes que tenemos el problema de la sequía en Corrientes va a continuar hasta bien entrado el invierno”, señaló.

EDUCACION, INFLACION Y SALARIOS A NADIE SE LE PRENDE LA LAMPARITA…

Una virtual indexación en sus principales gastos castiga a la clase media

La elevada inflación hace que en la mayoría de los rubros clásicos de este segmento socioeconómico haya ajustes mensuales; esta aceleración en el período de actualización erosiona sus ingresos, que no aumentan a la par.

En tiempos de inflación desbocada como los que transita actualmente la Argentina, muchos de los gastos típicos de la clase media empezaron a sufrir una virtual indexación. Cuotas de medicina prepaga, expensas, colegios privados, seguros de autos y combustibles, entre otros tantos, se ven afectados por aumentos mensuales.

Si bien no se trata estrictamente de una indexación, ya que para que esta forma de actualización se configure los incrementos deben estar atados a un índice específico, y eso no sucede en la totalidad de los casos, lo cierto es que el ajuste se produce de una manera muy similar y con idénticos efectos.

El viernes pasado, por ejemplo, el ministro de Economía, Sergio Massa, anunció que las cuotas de los colegios privados ahora estarán dentro del programa Precios Justos, con lo que tendrán aumentos mensuales de 3,35% hasta junio. El gasto anual en concepto de educación medido por el Indec, que incluye colegios y útiles escolares, se había incrementado en 2022 un 91,1% (en CABA el alza fue de 105,4, según su propio IPC).

Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores, comentó que la mayoría de los rubros considerados los más relevantes para la clase media aumentaron la frecuencia de ajuste durante el año. “Antes, por ejemplo, los colegios aumentaban en marzo o abril, y después tenían un pequeño ajuste más; pero en 2022 vimos más ajustes durante el año. Lo mismo ocurre con las prepagas, que antes tenían tres ajustes en el año y ahora tienen casi de forma automática actualizaciones bimestrales”, destacó el economista.

Por su parte, Lautaro Moschet, economista de la Fundación Libertad y Progreso, afirmó que los contratos de fijación de precios en la economía se van haciendo a plazos cada vez más cortos, reflejando la creciente incertidumbre sobre la dinámica inflacionaria. “Esto se observa transversalmente en todos los mercados. En los regulados este proceso es más débil, justamente por la intervención gubernamental, pero la aceleración inflacionaria volvió cada vez más insostenible el atraso de precios. Es así que se fueron autorizando subas en medicina, comunicación y educación, y también transporte y servicios públicos, para morigerar la caída relativa de estos precios (algo que compromete a la oferta)”, analizó.

El castigo que esta virtual indexación inflige a la clase media se comprueba con claridad al revisar la evolución anual de los salarios de los trabajadores registrados, que son los que mayoritariamente integran este segmento de la población. Ahí se ve que entre noviembre de 2021 y noviembre de 2022 (último dato publicado por el Indec), esos sueldos aumentaron 87% (85,4% los privados y 87,5% los públicos), por debajo, no solo del alza de la mayoría de sus gastos clásicos, sino incluso de la inflación en igual período (92,4%).

En este sentido, Tiscornia afirmó que este cambio importante en la frecuencia de ajustes golpea aún más al bolsillo de los sectores medios de la población. “Cuanto más rápido es la actualización de estos rubros, más rápida es la pérdida del poder adquisitivo de las familias, porque los salarios no tienen tanta velocidad de ajuste. Esto también explica por qué la clase media le va dando la espalda al Gobierno, algo que se vio en los malos resultados que tuvo en las últimas elecciones de medio término”, indicó el economista.

En la lista de rubros que aceleraron su período de ajuste está incluido el servicio doméstico, cuyas tarifas aumentaron 5% este mes, como parte del incremento de 24% acordado por la Comisión de Trabajo en Casas Particulares entre diciembre y marzo. Luego de aumentar 8% en diciembre y 7% en enero, la remuneración de los trabajadores domésticos también subirá otro 4% en marzo. Su aumento de 108%, según el Indec, entre diciembre de 2021 e igual mes de 2022, superó por mucho a la inflación y al alza de los salarios registrados.

En tanto, los combustibles también tienen un sendero fijado de aumentos mensuales. Tras el acuerdo entre el Gobierno con las empresas YPF, Shell, Axion y Puma, se estableció un aumento del 17% en combustibles, fraccionado en cuatro meses. De esta forma, a partir de la segunda quincena de este mes, habrá una nueva suba de 4%, luego de los ya aplicados en enero y diciembre por el mismo porcentaje. En marzo, habrá otro aumento de 3,8%.

Claro que, además de requerir combustible para funcionar, un vehículo demanda otros gastos, que también sufren el impacto de esta indexación virtual: cuotas del seguro, cochera y patente están entre ellas. En el caso del seguro, el ajuste que solía hacerse anualmente, pasó hace unos años a ser semestral, para adquirir en la actualidad una frecuencia trimestral y hasta mensual en el caso de muchas aseguradoras. Para tener una idea, un seguro contra todo riesgo de un auto de gama media modelo 2018 aumentó entre diciembre de 2021 y diciembre de 2022 un 105%.

Guillermo Bolado, exvicesuperintendente de Seguros de la Nación, dijo que los plazos de actualización más cortos se deben a un “cóctel explosivo”. Y detalló: “Aumento del valor de los bienes a cubrir, de repuestos y faltantes, siniestralidad pospandemia en franco crecimiento, inversiones obligadas en títulos públicos que arrojaron pérdidas y desmedida presión impositiva en las pólizas”.

En el caso de las patentes en Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la inflación también hace lo suyo y los valores suben, aunque en este caso sí el ajuste es anual. Además, en lo que concierte específicamente a la jurisdicción, el gobierno porteño puso un tope de incremento anual de 84%, que fue la inflación entre noviembre de 2021 y octubre de 2022. “Sin la aplicación de este tope, la actualización del impuesto hubiese sido del 123%. No hay aumento de alícuotas, sino que el impuesto se actualiza de acuerdo al valor del vehículo en el mercado automotor. Lo que también hicimos fue reducir 50% la alícuota para los vehículos de menor valuación, beneficiando a 320.000 autos y motos”, contaron fuentes del Ministerio de Hacienda y Finanzas de CABA.

El bolsillo de la clase media también tiene que hacer frente a los aumentos del impuesto de Alumbrado, barrido y limpieza (ABL). “En 2023 se continuará aplicando la misma metodología implementada durante los últimos años, a través de la cual la actualización de este tributo estará en línea con la inflación. Este año, este cálculo se seguirá haciendo de manera mensual y progresiva, a diferencia de la anterior metodología, que aplicaba el incremento directamente en la primera cuota y en su totalidad”, confirmaron en Hacienda y Finanzas de CABA.

En este contexto, la economista Natalia Motyl señaló que la inflación, el sinceramiento de tarifas que comenzó Massa, la licuación de salarios, jubilaciones y la corrección de precios por efecto de la sequía están afectando gravemente el nivel de vida de la clase media. “El ajuste de salarios no ha ido a la par de la inflación y todos los años quedan rezagados ante paritarias que cierran en función del Presupuesto que termina siendo un número bastante dibujado. Por otro lado, la corrosión es mucho mayor de los salarios porque los productos regulados que son medidos por el Indec no son los consumidos y la caída de los salarios es mucho mayor”, analizó.

Asimismo, Motyl agregó que, con una inflación que cerró en un 94,8% anual en 2022, el nivel de vida de un trabajador registrado con un salario promedio cayó 4,6% en un año, sobre la base de datos del Indec. “Además, si lo deflactamos frente a la canasta básica total, ya se encuentra 41% por debajo del nivel de vida que tenía hace una década”, remarcó la economista.

En el conjunto de gastos que erosionan el ingreso de la clase media hay que incluir también expensas, en las que la inflación pega de lleno debido a la inclusión entre sus ítems de artículos de limpieza, reparaciones, materiales, mano de obra y mantenimiento. El alza mensual oscila según cada consorcio, pero para tener una idea, entre octubre y noviembre de 2022 subieron entre 10% y 20%. Claro que, para aquellos que no son propietarios, se suma el alquiler de la vivienda. La ley de Alquileres establece ajustes anuales que contemplan la inflación que mide el Indec y la variación de los salarios que establece el Ripte, por lo que, para quienes firmaron un contrato de alquiler en enero de 2022, tendrían una actualización del 85,5%.

Otro tanto sucede con los servicios de telefonía móvil, de Internet, de telefonía fija, de cable y de televisión satelital. Sus licenciatarias fueron autorizadas para aplicar este mes una nueva suba de hasta 4%, después del incremento de también 4% dispuesto en enero. A partir de marzo, en tanto, podrán aplicar otro aumento de hasta el 3,5% sobre los mismos precios; y, desde el 1° de abril, otro de hasta el 3,5%, siempre según lo autorizado por el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom).

El sistema educativo argentino es de baja calidad, antiguo e injusto

El ejemplo más claro se da en la universidad: todos entran, pero en la primera materia, los textos solo pueden ser procesados por los que provienen de las “buenas escuelas”.

La pandemia es como un viento fuerte que deja al descubierto el trasfondo de la sociedad que somos o un terremoto que expone a la vista de todos lo que se ocultaba en la intimidad de los hogares. Nos brinda la oportunidad de ver detrás del velo de los discursos, de las buenas intenciones, de las apariencias construidas, e incluso, nos pone en la obligación de darnos por enterados de lo que hasta ahora eludíamos.

Por supuesto, no todos vemos lo mismo, de modo que lo que intento es explicitar mi perspectiva abonada por muchos años de investigación, de lecturas sobre el tema y, por sobre todo, de observación de los fenómenos que atraviesan el campo de la educación y de oído atento a los discursos públicos que en él se referencian. Con este bagaje, me atrevo a plantear lo siguiente.

El sistema es injusto

Las políticas del Estado en todos sus niveles, las prácticas institucionales y áulicas y la desigualdad socioeconómica y cultural que caracterizan a nuestra sociedad, han construido un sistema educativo profundamente injusto. La injusticia del sistema no es una condición natural que los diferentes actores tratan de transformar sino, por el contrario, es el resultado del accionar de estos actores.

Reproducción de la desigualdad reinante en la sociedad. Está en lo cierto el sociólogo francés François Dubet cuando afirma que preferimos la desigualdad. No es verdad que curvemos la vara a favor de neutralizar las inequidades reinantes en la sociedad. Todo lo contrario. Si revisamos lo que se hizo durante la situación de pandemia, veremos que las políticas implementadas perjudicaron fundamentalmente a los chicos de los sectores vulnerables. Y lo hicimos sabiendo cuál sería el resultado. Tomamos las decisiones más funcionales a la reproducción de la desigualdad reinante en la sociedad.

Las esforzadas trayectorias educativas de los chicos pobres. En la Argentina, salir de pobre es solo para unos pocos que logran combinar esfuerzo, suerte e inteligencia para aprovechar las oportunidades. Nada de eso se aprende en la escuela.

El progresismo criollo viene discutiendo desde hace mucho tiempo el valor del merito como criterio de promoción social. Según estos posicionamientos, lo que llamamos mérito no es otra cosa que una valoración de los recursos simbólicos heredados que la escuela legitima promoviendo y titulando a los miembros de los sectores socioculturales medios y altos.

Es un discurso que invalida la acción de la escuela y el esfuerzo personal como estrategia de construcción de un camino de realización personal y diseño de futuro. Contiene además una sentencia de inamovilidad social, de conservación del statu quo, que generan políticas ultraconservadoras.

Así, no hay República que aguante

Se puede leer como la fundamentación de una propuesta para cambiar los criterios que organizan las jerarquías de la estructura social. No hay que ser muy avispado para comprender que se trata de sustituir mérito por tutela política. No solo no hay que ser muy avispado sino que con la sola observación de la dinámica de premios y castigos que hoy dinamizan la sociedad, se puede concluir que es este el criterio que el progresismo trata de validar.

Sincerar las estadísticas

Los que sustentan la valoración del mérito insisten en que hay una relación virtuosa entre educación y progreso, entre educación y consecución de una vida mejor. Me inscribo en esta línea de pensamiento. Sin embargo, creo que para que esta relación sea virtuosa hay mucho para hacer en el campo de la educación.

Un punto de partida es el sinceramiento de las estadísticas que alimentan la idea de que más educación está asociada siempre a mejores posibilidades futuras. Este vínculo hoy no existe y es necesario buscar los modos de reconstruir esta ligazón.

Si la escuela adoptara metodologías adecuadas, la relación entre mérito y progreso individual podría reconstruirse (Foto NA).
Si la escuela adoptara metodologías adecuadas, la relación entre mérito y progreso individual podría reconstruirse (Foto NA).

Invito a los lectores a ponerse en el lugar de un chico o una chica perteneciente al quintil más bajo de la escala de ingresos que inicia su trayectoria educativa.

Le toca ir a una escuela pública con serias deficiencias estructurales, seguramente con poca calefacción en invierno y muy calurosa en verano, donde no hay conexión a internet y tampoco computadoras. Sin embargo, tiene un celular o alguien de su familia se lo presta y ese es el único vínculo que lo articula con la condición digital de la era en que vive.

A pesar de todo, tiene más de un 90% de posibilidades de finalizar su escuela primaria, aunque corre el riesgo de estar entre el 50% de chicos que terminan sabiendo poco o nada de matemáticas o del 30% que sabe lo básico o menos de lo básico de lectoescritura.

Estas condiciones de ingreso a la secundaria dificultan seriamente su trayectoria en el nivel secundario, sin embargo si se esfuerza y hace honor al principio del mérito puede estar entre el 30% de chicos de su condición social que terminan el nivel.

Seguramente, ha escuchado a más de un funcionario, periodista y especialista plantear que el nivel secundario completo mejora sus posibilidades de empleo ya que las estadísticas muestran que la tasa de desempleo para quienes tienen ese grado es menor a la de los que no terminaron la secundaria.

Sin embargo, la estadística, según datos de la encuesta de hogares de 2017 año en que la Argentina aún no caminaba por el borde del abismo, esconde la suerte diferenciada de los integrantes de los distintos quintiles de ingreso. Para nuestro chico/chica que pertenece al quintil 1, o sea al de los más pobres, la tasa de desempleo es 5 veces más alta que la de un chico con su mismo nivel educativo pero que forma parte del quintil de ingresos más alto.

De modo que el titulo secundario le aportó algo pero poco. Algo porque si no hubiera terminado la secundaria pertenecería a un grupo cuya tasa de desempleo es 2 puntos más alta.

Terminó en un bachillerato que no le proporcionó ninguna formación especifica para el trabajo, consigue algo en el mercado informal y pone sus esperanzas en una carrera universitaria. Las universidades del conurbano ofrecen carreras no muy largas en las que podría titularse en pocos años y asegurarse así un ingreso al trabajo formal.

El silencio de las universidades

Aún con el título en mano, este salto es difícil. Nuestro chico no conoce a nadie que lo acerque a ese mundo que le de la primera oportunidad. Nadie de su familia tiene un contacto que le ofrezca un pase para entrar, su origen social le sigue coartando el ingreso, sigue estando en un grupo que ostenta un 20% de desempleo cuando para los egresados universitarios que provienen del quintil más alto la tasa de desempleo es de solo 1,5% o sea un porcentaje 14 veces menor que el suyo.

Por supuesto, nuestro chico o chica puede estar entre los que consiguen trabajo y hasta entre los que obtienen un buen trabajo, pero le costará mucho más que a los demás, porque en la Argentina salir de pobre es solo para unos pocos que logran combinar esfuerzo, suerte e inteligencia para aprovechar las oportunidades. Todo eso no se aprende en la escuela. Se obtiene como resultado de una combinación aleatoria de circunstancias.

Si la escuela adoptara las metodologías adecuadas para la enseñanza a alumnos que aportan recursos culturales muy distantes a los que exige la escuela (desde hace muchos años estas metodologías existen y son de probada efectividad), si el mercado no fuera demonizado por el sistema educativo y se hicieran las ligazones adecuadas entre formación y exigencias del mercado y si la educación de los pobres no estuviera procesada en el molde del “compasionismo” que propicia el actual progresismo criollo y el mercado ofreciera más oportunidades, la relación entre mérito y progreso individual podría reconstruirse.

(*) Guillermina Tiramonti es investigadora principal de Flacso y miembro del Club Político Argentino.

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