Si algo hay que enseñarles a los niños y jóvenes en las escuelas es a reflexionar por sí mismos y a ejercer el pensamiento crítico
Un reciente informe del Observatorio de Derechos Humanos del Senado de la Nación advierte, con fundamentada preocupación, sobre el adoctrinamiento al que se pretende someter al millón y medio de alumnos de escuelas secundarias bonaerenses mediante el programa Jóvenes y Memoria, en el que se omite mencionar lo acontecido en el país entre 1973 y 1976 con el accionar de las organizaciones guerrilleras.
El Observatorio cuestiona la 23ª edición de ese programa por considerar que la información allí brindada no es ni completa, ni verdadera, ni verificable, “con lo cual se afecta la capacidad de discernimiento y el pensamiento crítico de los alumnos”, al tiempo que objeta duramente “el ejercicio de la memoria de los jóvenes estudiantes respecto de una etapa dolorosa de nuestro pasado reciente, excluyendo una parte en la que hubo muchos argentinos que vieron violados derechos fundamentales a su vida, su libertad y su seguridad, especialmente cuando los victimarios fueron, en su gran mayoría, jóvenes a los que se había convencido de que –aun en plena democracia– era válido robar, asesinar, secuestrar o poner bombas si el motivo que lo impulsaba era una ‘causa justa’”.
Claudia Rucci, hija del líder metalúrgico José Ignacio Rucci, asesinado en septiembre de 1973, comanda actualmente el observatorio, donde fue designada por la vicepresidenta de la Nación, Victoria Villarruel, funcionaria reconocida, además, por ser una estudiosa de aquella época y por denunciar sistemáticamente la tan tergiversada como abominable mirada histórica unilateral que pretenden imponer muchos dirigentes, especialmente del kirchnerismo.
A esa concepción sesgada del pasado, el programa bonaerense suma “claras definiciones políticas” sobre la situación actual, según describe el Observatorio, y pone como ejemplo los siguientes párrafos:
- “Hemos atravesado otros tiempos de promesas neoliberales; el país fue endeudado y nuevamente empobrecido mientras esas promesas de felicidad se disolvían en el aire.
- “Este desasosiego colectivo y la falta de proyectos de garantía de derechos para las grandes mayorías llevan al descontento con la propia democracia.
- “Son el caldo de cultivo de la emergencia de expresiones políticas autoritarias y fascistas que pretenden tirar por la borda todas las conquistas de más de un siglo de luchas populares”.
No se trata de un hecho aislado este nuevo y preocupante episodio ocurrido en el distrito gobernado por Axel Kicillof. En diversas oportunidades, hemos llamado la atención desde estas columnas sobre la grosera intención de inculcar de forma acrítica en los estudiantes determinadas ideas o creencias por intermedio de información falaz, una práctica habitual en los regímenes autoritarios que buscan inculcar a los jóvenes qué considerar en lugar de enseñarles a ejercer el pensamiento crítico.
Sería realmente interminable listar la enorme cantidad de ocasiones en que los sucesivos gobiernos kirchneristas se han valido de este nefasto método de “enseñanza”. Uno de los casos más escandalosos de adoctrinamiento fue el ocurrido durante la pandemia con el reparto de 18 millones de cuadernillos a alumnos estatales, en los que abundaba la propaganda sobre las obras del gobierno de entonces.
En septiembre de 2022, docentes de varias escuelas de San Francisco Solano denunciaron que se pretendía conminarlos a inculcar a estudiantes secundarios que el intento de ataque en la puerta de su domicilio contra la entonces vicepresidenta Cristina Kirchner “fue gestionado por los medios de comunicación, la Justicia y la oposición”.
Un año más tarde se viralizó una visita de la reelegida intendenta de Quilmes, la camporista Mayra Mendoza, a una escuela de su distrito, donde las docentes habían instruido a los alumnos para que corearan su nombre. Lejos de reclamar un comportamiento adecuado a las maestras, Mendoza ingresó en el aula con los brazos en alto y terminó su encuentro diciendo que el país necesitaba del triunfo de Sergio Massa en las elecciones presidenciales que se avecinaban.
Otro caso lamentable ocurrió en Verónica, partido bonaerense de Punta Indio, en un acto de homenaje realizado el pasado 2 de abril, en presencia de jóvenes alumnos, familiares y veteranos de Malvinas. Soledad Reyes, gremialista docente y militante peronista, además de profesora de Historia, logró que un grupo de excombatientes y padres se retiraran ofendidos en medio de aplausos de apoyo, acusándola de politizar su discurso.
Pretender adoctrinar a los jóvenes desde un lugar tan emblemático como la escuela resulta un hecho imperdonable, que no debería pasar inadvertido para las autoridades.
Lo hemos dicho en reiteradas ocasiones y lo repetimos una vez más: resulta nefasto seguir insistiendo en actitudes dignas de gobiernos dictatoriales. Si algo hay que enseñarles a los estudiantes es a pensar por sí mismos, a ser libres de ejercer la sana crítica y a respetar las ideas de todos por igual.
LA NACION